XIV

Apoyada en el respaldo del asiento rojo, con un bolso sobre las piernas con las letras CUE plateadas, una chica escucha música con los ojos cerrados. Después de un rato de seguir el ritmo con leves movimientos de la cabeza, sus labios se entreabren y murmura con claridad, muy lentamente, I- A-M-  S-A-F-E-. El tiempo se detiene; todos los que la rodean, y acompañan en el viaje, también parecen estar seguros por unos instantes, alejados del peligro, en otro mundo. El trance de los médiums no debe ser una experiencia muy diferente.